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Att... Juliana...









Con la colaboración de Andrés...

Pasto

Hola... Otra vez yo... Quisiera mostrarles algunas fotos de Pasto... Viajé el fin de semana. Sin plata y sin batería, como siempre... pero con mchas ganas.. jeje.. citando a aTomás.

Les tengo un tip buenísimo: Antes de viajar, preparen lentejas. Empáquelas en un recipiente, y cuando estén en restaurantes y sea la hora de comer, solamente piden una porción de arroz... ésta vale sólo mil pesos... Les prometo que los salvará de bastantes apuros.



Bueno, quiero decirles que viví en Pasto 10 años pero nunca me atreví a retratar al volcan Galeras.. Esta vez decidí tomarle algunas fotitos y subir a visitarlo... Es un honor para mí mostrarles a "Urcunina": "Montaña de fuego".






















Quiero presentarles a mi compañero de viaje... Sin él no hubiese podido entender la magnitud de pisar elGaleras.





















































Y por último... Y como siempre gran protagonista... El majestuoso... el grande..













































Éste es Genoy... El pueblo al que fuimos después de la visita al volcán.












Les presento... el cielo de Pastoloco..


Hola, Cali a Silvia, Silvia Piendamó, Piendamó a Popayán, raggamuffin y corinto


Esta idea surgió trás graffitiar (sic.) ;una mesa de madera de una feria de pueblo en honor a las madres y que culminaría a las ocho de la noche; con "No Batery", sin la doble t, inspirado en el "CinEquipo" de Tomás, que escondía de los ojos de los empleados mientras escribía. La razón: que ni Juliana, ni Tomás, ni yo teniamos bateria en todo nuestro arsenal tecnologico de registro audiovisual.


De izquierda a derecha: Juliana, Tomás y Alejandro. De fondo el rio que
divide la tierra libre de la terrajería en el cabildo de Guambía, Silvia, Cauca, Colombia


Siempre tengo nervios los primeros cuatro minutos de una conversacion con una nueva persona que conozco y esta vez no es la excepcion.En la concha acustica de Mondomo, una gran cartelera con lo que por estos dias rueda sin control como otra de las "amenazas" mundiales que promulgan los mass media (el socialismo del siglo XXI, Jhonny Rivera, el calentamiento global e.t.c.) la gripe AH1N1, que según Tomás no decía -porcina- por temor al sacrificio indiscriminado de cerdos. En la tarima se amontonaba entre el computador del Disc Jockey y los premios de la rifa una cantidad industrial de cajas de cerveza. -¡El litro de cerveza a 3500!- para nuestra satisfacción eso se evaporó. Nuestra salida de campo nos había llevado hasta Barbara Muelas, hermana de Lorenzo Muelas, quien muy amablemente atendió durante toda la mañana nuestras preguntas y las de nuestros compañeros de clase de políticas de comunicación (me prestó el baño en 2 oportunidades, dato que todo el mundo conoció gracias a Julianita).



La concha sonaba así:




Galeria de Piendamó

Habíamos venido en chiva desde Silvia hasta Piendamó, TIP : Irse en el techo de la chiva además de que les permite tener una vista panorámica del paisaje y aire acondicionado gratis (a menos que se coloquen cerca del exhosto a los amantes del humo) puede ser una alternativa muy económica de viaje. El viaje nos costó 1000 pesos a cada uno, el ayudante cruzó la chiva en movimiento hasta el techo para cobrarnos. Silvia es un lugar tranquilo, con paisajes estremecedores, llenos de montañas y personas muy hospitalarias.



En el pueblo entramos a la galeria, abarrotada de todas las frutas, ropa por cantidades y comida muy barata. TIP: Las galerías de Mercado son excelentes lugares para aprovisionarse, recomendamos probar la comida antes de comprarla ya que pueden llevarse sorpresas como los 5 envueltos de “no sabemos qué” que finalmente comimos pero cuyo sabor dejaba mucho que desear.


Luego negociamos con un conductor el trayecto hasta Popayán. TIP: Si necesita negociar el transporte evite intermediarios como tiqueteras, oficinas, ayudantes, etc. , lo ideal es hablar directamente con el conductor, siempre encontrará buenas posibilidades si ofrece irse de pie o esperar a que el cupo esté lleno. Llegamos al terminal después de haber cruzado el centro de la ciudad, que era el lugar al que nos dirigiamos, pero finalmente logramos bajarnos ahí y emprender nuestra caminata hacia una noche realmente incierta y con casi nada de dinero.

Aquí Juli tocando esta bonita canción:



Tras recorrer la ciudad y llamar a nuestros conocidos dimos con un destino: “El eléctrico”, nuestros antecedentes nos llevaban a imaginarnos una especie de discoteca, probablemente de musica eléctronica, esperanza que abrigábamos en silencio, en busca de más movimiento y de esperar que la noche nos trajera algo de beber (!trago carajo!), y techo en el mejor de los casos. Juliana le preguntó a un taxista donde quedaba el museo de historia natural, zona cercana a nuestro lugar de llegada y el hombre ofreció llevarnos sin costo, creo que Tomás y yo no tenemos cara de inofensivas madres de la caridad. Creo que fue un poco desalentador encontrar una calle con unos manes sentados en el piso bebiendo y liando joints, en medio de mi ansiedad me dirigí al grupo y mas tarde nos ofrecían posada mientras hacíamos vaca para el trago y tocabamos guitarra y cantábamos. Llegamos a pueblito Patojo, donde hay un famosisímo Puente del que aprecié con mucho detalle la humedad que solo los siglos pueden permear es un frottage de vede y gris infinitamente recorrido una y otra vez. Mi cristalina borrachera se iba haciendo cada vez mas ensordecedora y una harmonica salió de la nada o de un cantante de ragamuffin que jammeaba al calor de nuestro carnaval unplugged junto a un par de hermanos metaleros con camisetas de Kiss y Kreator, un estudiante de "trafico" (Tomás descubriría al otro día que era "gráfico") y comence a tocar para evadir mi mareo. Norteño, una especie de aguardiente Ecuatoriano o “la absentha del Sur” (Risas tontas sobre el asfalto) , Brandy, cerveza, y Corinto del bueno.



Pocho y Alejandra, ambos estudiantes de Antropología y Biología, muy amablamente nos invitaron a su casa de estudiantes. Caí al piso hasta las 9 a.m. del otro día. Buen desayuno, Boston, Bordieu, Focault, el virreinato en Nariño, Corinto, Cali, Aguablanca, el dia de la madre. Caminamos hasta el terminal, sol, sed y nervios. hicimos el autostop más fallido del mundo, paro un Mazda Allegro con una mujer policia armada hasta los dientes que me guiñó el ojo mientras hablaba por su radioteléfono, yo cambié de color como un semáforo di media vuelta y en uno de mis mas infantiles reflejos caminé en sentido contrario, en un instante de lucidez tratando de resarcir mi estúpida actitud volví a su ventana y le pregunté si nos podría acercar. -Me dijo- entre una sonrisa complice, que esperaba a su esposo y que iba en sentido contrario a Cali,

-gracias-.



Juliana:

Pensé que la acumulación de momentos sería difícil de organizar en mi memoria, y descubrí una forma de hacerlo: Nos recuerdo fundidos en una sola y ruidosa carcajada. Tres corazones que se aceleraban cuando se acercaban a lugares desconocidos. Tres libertades que se unieron para regalarse una velada inolvidable… y a su paso dejaron confusas impresiones.
Lo que hubiese podido ser un gravísimo error, se convirtió las 24 horas más productivas de mi vida. Hay maneras de comprender la productividad… afortunadamente. Fueron más de noventa mil segundos de libre asociación… como un monólogo exterior irrefrenable e intenso.
Recuerdo… Muchos pasos… más de los creí que podía dar. Muchos licores… más de los que creí asimilar. Muchas canciones… menos de las que puedo escuchar. Y un hermoso cielo que acompañó aquellas horas de climas y acentos particulares.
Recuerdo sabores agradables, que se hacían inolvidables, y alimentos insípidos que devolvían la cordura. Perros hermosos que arrancaban brazos, y puertas que conducían al viento. Recuerdo dialectos incomprensibles junto a miradas elocuentes. Recuerdo casas inhóspitas en pueblos fantasmas, y calles con nombres de rumbeaderos. Recuerdo un vendedor de controles, un cantante de reggae, un borracho que bailaba, un ex-novio que sufría, tres conductores benevolentes, un indígena confundido, una chiva voladora… y cuatro cámaras sin batería.


De cómo volvimos a Cali con 13.600 pesos es otra historia, fue un golpe de suerte que el chofer creyera nuestra historia, conseguimos 15.000 y emprendimos el viaje en las mas inusitadas posiciones en la cabina y en la parte de atrás del colectivo. sin un peso en el bolsillo, regresé a mi casa caminando.